La creencia en la impunidad les hace fuertes, y todo ello
porque no han tenido límites de ninguna clase.
Piensan que sus "necesidades" han de ser satisfechas por
el mero hecho de quererlas, y por ende, sin ningún tipo de contraprestación por
su parte. Este es uno de los principales motivos por los que se rebelan contra
el sistema, se enfadan contra todo lo que rodea al mismo y se consideran
víctimas de lo establecido; y lo más grave: ¡...terminan
creyéndoselo!
Ante este conflicto caben dos posibilidades: o se someten
y acaban aceptando el estatus al que pertenecen, o se rebelan y terminan siendo
agresores victimistas de su propio fracaso como personas.
En el primero de los casos, puede haber contrariedad
entre la imágen que quieren reflejar ante los demás y aquella que realmente
ocultan; ante esta disyuntiva, ganará aquella personalidad que esté más
arraigada en el propio individuo y que sea más fuerte. Aquí no aprenden porque
no interiorizan nada; todo es superficialidad, pero que saben canalizar con un
buen control de locus interno. En pocos casos salen de su error y acaban
establecidos.
En el segundo, terminan siendo un "fracaso" de la
sociedad que la propia sociedad ha generado y acaba desechando.
El "fracaso" origina resentimiento; el cual recae sobre
los pilares fundamentales que sustentan y hacen tambalear la convivencia y el
civismo de las personas, provocando inicialmente un caos que acaba
transformándose en odio y clamor de venganza y reprobación.
Jose Gabriel Garcia ( Criminologo )