MIEDO: CÓMO VENCERLODña. Pilar JericóBilbao, 13 de marzo de 2006
Pero, ¿qué es el miedo?
El miedo es una emoción con la que nacemos, pero que se puede ir modulando a través de la propia educación, el entorno, la cultura, etc.
Los griegos lo explicaban muy bien a través de la mitología: Venus, diosa del amor, mantuvo un romance con Marte, dios de la guerra. De él nacieron cinco hijos: Cupido (dios del amor erótico), Anteros (dios del amor correspondido), Cocordia (diosa del equilibrio y la belleza), Fobos (la fobia) y Deimos (el miedo). Como vemos, el miedo por tanto procede de la unión del amor y la guerra.
¿Esto qué quiere decir?. Que en la medida en que nosotros queramos o amemos algo temeremos perderlo.
Es muy fácil también apreciarlo en el famoso cuento Juan sin miedo: Juan era un chico que no conocía el miedo. Pasa mil aventuras y peripecias pero no consigue saber qué es sentir miedo. Solamente al final del cuento, cuando se casa con la princesa y todo funciona perfectamente es cuando siente temor por primera vez. Hasta ese momento Juan no tenía nada y por tanto no tenía por qué temer. Sin embargo, cuando nace su amor por la princesa, con él nace también el miedo a perderla.
¿Se ha utilizado el miedo a lo largo de la historia como sistema de gestión de equipos de trabajo?
Sí, indudablemente sí. ¡Y realmente funcionaba! Según decía Ford en los años 40 el gran problema que encontraba a la hora de contratar personal para sus fábricas era que "pido dos brazos y me llegan con cerebro". Lo que se buscaba eran autómatas como el conejito de Duracell que se limitasen a realizar las tareas que otros habían ideado.
En la actualidad todavía existe más de un 50% de empresas que gestionan basándose en el miedo, pero a diferencia de hace cincuenta años, este sistema no tiene mucho futuro.
En un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, lo que vale es el talento, la innovación y la creatividad, y ninguna de ellas se puede desarrollar cuando existe el miedo.
¿Por qué?. Reacciones físicas ante una situación de miedo.
Cuando nos encontramos ante una situación de miedo nuestro cuerpo sufre una serie de cambios: el corazón palpita con más velocidad para enviar sangre a las extremidades y al cerebro, las pupilas se dilatan, y se producen tres hormonas: la adrenalina, la noradrenalina y los corticoides, también llamados hormonas del miedo. Los corticoides impiden que se produzca la conexión entre nuestras neuronas, la sinapsis, que como sabemos es la base de la creatividad.
Por tanto, es biológicamente imposible que una persona sea capaz de desarrollar todo su potencial cuando vive en una situación constante de miedo. Se paraliza.
¿Qué tipos de miedo conocemos dentro del entorno laboral?
El miedo al rechazo, miedo al fracaso, miedo a la pérdida de poder, miedo a no llegar a fin de mes y miedo al cambio.
- El miedo al rechazo se podría decir que es el miedo latino. Vivimos en una sociedad muy afiliativa, por eso necesitamos constantemente la aprobación del grupo. A este tipo de miedo pertenece la "vergüenza ajena", emoción que únicamente sentimos nosotros y que otras sociedades no entienden, y también el temor a hablar en público.
- El miedo al fracaso es más acentuado en sociedades anglosajonas. Esto es debido probablemente a su religión: mientras el catolicismo intenta crear la armonía del grupo y por tanto fomenta el miedo al rechado, la máxima del calvinismo es: "lo que hagas en esta vida será lo que alcances en la otra".
¿Quién no tiene
miedo?
Todos sentimos miedo en nuestra vida. Gracias a él hemos llegado a sobrevivir como especie. De no ser así habríamos muerto bajo las patas de un mamut hace miles de años.
Éste es el miedo que llamamos equilibrante porque está asociado a la prudencia, nos permite reconocer aquellas situaciones que pondrían en peligro nuestra propia integridad. Este miedo evita por ejemplo que digamos a un superior lo que realmente pensamos de él, o que nos quedemos en cama varios días cuando nuestra obligación es ir a trabajar.
Pero, ¿qué pasa cuando el miedo equilibrante se alarga en el tiempo y sin justificación aparente?: entonces se convierte en un miedo tóxico, que puede dañar nuestra salud y bienestar.
Todos sentimos miedo en nuestra vida. Gracias a él hemos llegado a sobrevivir como especie. De no ser así habríamos muerto bajo las patas de un mamut hace miles de años.
Éste es el miedo que llamamos equilibrante porque está asociado a la prudencia, nos permite reconocer aquellas situaciones que pondrían en peligro nuestra propia integridad. Este miedo evita por ejemplo que digamos a un superior lo que realmente pensamos de él, o que nos quedemos en cama varios días cuando nuestra obligación es ir a trabajar.
Pero, ¿qué pasa cuando el miedo equilibrante se alarga en el tiempo y sin justificación aparente?: entonces se convierte en un miedo tóxico, que puede dañar nuestra salud y bienestar.
Pero, ¿qué es el miedo?
El miedo es una emoción con la que nacemos, pero que se puede ir modulando a través de la propia educación, el entorno, la cultura, etc.
Los griegos lo explicaban muy bien a través de la mitología: Venus, diosa del amor, mantuvo un romance con Marte, dios de la guerra. De él nacieron cinco hijos: Cupido (dios del amor erótico), Anteros (dios del amor correspondido), Cocordia (diosa del equilibrio y la belleza), Fobos (la fobia) y Deimos (el miedo). Como vemos, el miedo por tanto procede de la unión del amor y la guerra.
¿Esto qué quiere decir?. Que en la medida en que nosotros queramos o amemos algo temeremos perderlo.
Es muy fácil también apreciarlo en el famoso cuento Juan sin miedo: Juan era un chico que no conocía el miedo. Pasa mil aventuras y peripecias pero no consigue saber qué es sentir miedo. Solamente al final del cuento, cuando se casa con la princesa y todo funciona perfectamente es cuando siente temor por primera vez. Hasta ese momento Juan no tenía nada y por tanto no tenía por qué temer. Sin embargo, cuando nace su amor por la princesa, con él nace también el miedo a perderla.
¿Se ha utilizado el miedo a lo largo de la historia como sistema de gestión de equipos de trabajo?
Sí, indudablemente sí. ¡Y realmente funcionaba! Según decía Ford en los años 40 el gran problema que encontraba a la hora de contratar personal para sus fábricas era que "pido dos brazos y me llegan con cerebro". Lo que se buscaba eran autómatas como el conejito de Duracell que se limitasen a realizar las tareas que otros habían ideado.
En la actualidad todavía existe más de un 50% de empresas que gestionan basándose en el miedo, pero a diferencia de hace cincuenta años, este sistema no tiene mucho futuro.
En un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, lo que vale es el talento, la innovación y la creatividad, y ninguna de ellas se puede desarrollar cuando existe el miedo.
¿Por qué?. Reacciones físicas ante una situación de miedo.
Cuando nos encontramos ante una situación de miedo nuestro cuerpo sufre una serie de cambios: el corazón palpita con más velocidad para enviar sangre a las extremidades y al cerebro, las pupilas se dilatan, y se producen tres hormonas: la adrenalina, la noradrenalina y los corticoides, también llamados hormonas del miedo. Los corticoides impiden que se produzca la conexión entre nuestras neuronas, la sinapsis, que como sabemos es la base de la creatividad.
Por tanto, es biológicamente imposible que una persona sea capaz de desarrollar todo su potencial cuando vive en una situación constante de miedo. Se paraliza.
¿Qué tipos de miedo conocemos dentro del entorno laboral?
El miedo al rechazo, miedo al fracaso, miedo a la pérdida de poder, miedo a no llegar a fin de mes y miedo al cambio.
- El miedo al rechazo se podría decir que es el miedo latino. Vivimos en una sociedad muy afiliativa, por eso necesitamos constantemente la aprobación del grupo. A este tipo de miedo pertenece la "vergüenza ajena", emoción que únicamente sentimos nosotros y que otras sociedades no entienden, y también el temor a hablar en público.
- El miedo al fracaso es más acentuado en sociedades anglosajonas. Esto es debido probablemente a su religión: mientras el catolicismo intenta crear la armonía del grupo y por tanto fomenta el miedo al rechado, la máxima del calvinismo es: "lo que hagas en esta vida será lo que alcances en la otra".