Narcotráfico: crece en México el turismo morboLos turistas visitan barrios peligrosos y escenas de crímenes
violentosPor Florencia Pereira Cabrera
CIUDAD DE MEXICO.-
Cuando uno piensa en un safari, seguramente analizará trasladarse a Africa, a la
selva o la sabana con animales peligrosos. Sin embargo, en pleno corazón de
Ciudad de México, uno puede realizar un safari por el barrio bravo de Tepito,
uno de los tantos tours de turismo negro que se ofrecen en el país.
"Por la adrenalina que trae la gente para visitar el barrio, los llamamos «safaris». Tepito tiene el principal nicho de devoción a la Santa Muerte y su fama de barrio bravo hace que les resulte atractivo a los turistas", cuenta a La Nacion, Alfonso Hernández, director del Centro de Estudios Tepiteños y organizador de los paseos.
La visita al barrio también puede incluir entrevistarse con familiares de jóvenes baleados así como visitar depósitos de piratería, zonas con rastros de sangre e incluso lugares de venta de drogas, según afirma el estudio "Perspectivas turísticas" del Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (GMSI).
El barrio de Tepito es parte de la lista de lugares considerados destinos de morbo que se pueden encontrar en México.
Según el informe de GMSI, hoy la industria del turismo morbo tiene ingresos equivalentes a una cuarta parte de los generados por los destinos de playa en baja temporada, y el sector ha crecido como consecuencia de la lucha contra el narcotráfico.
"Existe un nicho de mercado turístico desconocido, en el que la gente busca estar en lugares donde se han registrado ajustes de cuentas y hechos violentos. La propaganda de la guerra contra el narcotráfico capturó este tipo de visitantes de morbo que piden ver rastros de balaceras, ropa empleada por ejecutados y testimonios de gente que vio esos hechos de sangre", dice a LA NACION Alejandro Desfassiaux, presidente de GMSI.
De acuerdo con GMSI, los clientes de este tipo de tours son generalmente estadounidense o europeos de 35 años de edad promedio con alta capacidad económica en busca de emociones "fuertes".
"Los interesados en estos tours buscan relacionarse con hechos insólitos de gran sufrimiento, hechos pensados para disparar la adrenalina", agrega Desfassiaux.
Inmigrantes ilegales
Además, si se busca vivir la experiencia de ser un indocumentado, pero uno no se anima a cruzar el muro que divide México de Estados Unidos, el parque EcoAlberto, en el central estado de Hidalgo, puede ser una buena opción. Allí, los turistas pueden experimentar un simulacro de cómo un clandestino cruza la frontera con Estados Unidos.
Desde hace seis años se ofrecen recorridos por 24 dólares que incluyen la simulación de un asalto, el cruce por el desierto o el río, y la persecución de las camionetas que imitan a las de la patrulla fronteriza.
El grupo es guiado por "polleros" o "coyotes" que en su mayoría son ex ilegales que hicieron los recorridos reales en la frontera que separa a México de Estados Unidos y conocen bien los peligros y situaciones a los que se enfrentan los mexicanos.
"Los recorridos duran cuatro horas y salen los sábados en la noche. Los grupos pueden llegar a tener 400 personas y la idea es concientizar sobre los peligros que enfrentan los ilegales al cruzar la frontera", afirma Maribel García, promotora del parque, y quien afirma que cada vez tienen más demanda del recorrido tanto de turistas nacionales como extranjeros.
En la frontera norte también existe la posibilidad de conocer, mediante el pago de 750 dólares, la verdadera historia de los inmigrantes haciendo el tour que entre otras visitas incluye ir a un refugio de indocumentados deportados y tener entrevistas personales con ellos.
Los conflictos sociales como los que se viven en el sudeste mexicano como el caso de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) o el de Chiapas, con el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) también son un foco de atracción para los turistas extranjeros.
Global Exchange ofrece salidas a Chiapas y Oaxaca para que se conozca la situación de los zapatistas y de los integrantes de la APPO.
El recorrido a Chiapas toma nueve días e incluye hospedaje, transporte terrestre, intérpretes, materiales de orientación y lectura de preparación.
Este viaje incluye una charla sobre el impacto que ha tenido el tratado de libre comercio y las políticas neoliberales en las comunidades indígenas, al igual que debates y mesas redondas sobre los problemas por los que atraviesan esos pueblos.
El turismo negro ha representado un área de oportunidad para algunos operadores turísticos. Sin embargo, también ha contribuido a dar a conocer una parte del país que los operadores tradicionales preferirían ocultar.
"El turismo negro incrementa la mala percepción de los hechos sangrientos y de violencia, lo que inhibe hasta en 15 por ciento en promedio la afluencia de turistas de playa, médico o empresarial", concluye Desfassiaux.
"Por la adrenalina que trae la gente para visitar el barrio, los llamamos «safaris». Tepito tiene el principal nicho de devoción a la Santa Muerte y su fama de barrio bravo hace que les resulte atractivo a los turistas", cuenta a La Nacion, Alfonso Hernández, director del Centro de Estudios Tepiteños y organizador de los paseos.
La visita al barrio también puede incluir entrevistarse con familiares de jóvenes baleados así como visitar depósitos de piratería, zonas con rastros de sangre e incluso lugares de venta de drogas, según afirma el estudio "Perspectivas turísticas" del Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (GMSI).
El barrio de Tepito es parte de la lista de lugares considerados destinos de morbo que se pueden encontrar en México.
Según el informe de GMSI, hoy la industria del turismo morbo tiene ingresos equivalentes a una cuarta parte de los generados por los destinos de playa en baja temporada, y el sector ha crecido como consecuencia de la lucha contra el narcotráfico.
"Existe un nicho de mercado turístico desconocido, en el que la gente busca estar en lugares donde se han registrado ajustes de cuentas y hechos violentos. La propaganda de la guerra contra el narcotráfico capturó este tipo de visitantes de morbo que piden ver rastros de balaceras, ropa empleada por ejecutados y testimonios de gente que vio esos hechos de sangre", dice a LA NACION Alejandro Desfassiaux, presidente de GMSI.
De acuerdo con GMSI, los clientes de este tipo de tours son generalmente estadounidense o europeos de 35 años de edad promedio con alta capacidad económica en busca de emociones "fuertes".
"Los interesados en estos tours buscan relacionarse con hechos insólitos de gran sufrimiento, hechos pensados para disparar la adrenalina", agrega Desfassiaux.
Inmigrantes ilegales
Además, si se busca vivir la experiencia de ser un indocumentado, pero uno no se anima a cruzar el muro que divide México de Estados Unidos, el parque EcoAlberto, en el central estado de Hidalgo, puede ser una buena opción. Allí, los turistas pueden experimentar un simulacro de cómo un clandestino cruza la frontera con Estados Unidos.
Desde hace seis años se ofrecen recorridos por 24 dólares que incluyen la simulación de un asalto, el cruce por el desierto o el río, y la persecución de las camionetas que imitan a las de la patrulla fronteriza.
El grupo es guiado por "polleros" o "coyotes" que en su mayoría son ex ilegales que hicieron los recorridos reales en la frontera que separa a México de Estados Unidos y conocen bien los peligros y situaciones a los que se enfrentan los mexicanos.
"Los recorridos duran cuatro horas y salen los sábados en la noche. Los grupos pueden llegar a tener 400 personas y la idea es concientizar sobre los peligros que enfrentan los ilegales al cruzar la frontera", afirma Maribel García, promotora del parque, y quien afirma que cada vez tienen más demanda del recorrido tanto de turistas nacionales como extranjeros.
En la frontera norte también existe la posibilidad de conocer, mediante el pago de 750 dólares, la verdadera historia de los inmigrantes haciendo el tour que entre otras visitas incluye ir a un refugio de indocumentados deportados y tener entrevistas personales con ellos.
Los conflictos sociales como los que se viven en el sudeste mexicano como el caso de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) o el de Chiapas, con el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) también son un foco de atracción para los turistas extranjeros.
Global Exchange ofrece salidas a Chiapas y Oaxaca para que se conozca la situación de los zapatistas y de los integrantes de la APPO.
El recorrido a Chiapas toma nueve días e incluye hospedaje, transporte terrestre, intérpretes, materiales de orientación y lectura de preparación.
Este viaje incluye una charla sobre el impacto que ha tenido el tratado de libre comercio y las políticas neoliberales en las comunidades indígenas, al igual que debates y mesas redondas sobre los problemas por los que atraviesan esos pueblos.
El turismo negro ha representado un área de oportunidad para algunos operadores turísticos. Sin embargo, también ha contribuido a dar a conocer una parte del país que los operadores tradicionales preferirían ocultar.
"El turismo negro incrementa la mala percepción de los hechos sangrientos y de violencia, lo que inhibe hasta en 15 por ciento en promedio la afluencia de turistas de playa, médico o empresarial", concluye Desfassiaux.
Artículo escrito por Florencia Pereira Cabrera para LA
NACIÓN,
de
cuyo sitio web www.lanacion.com.ar lo
tomamos. Gracias!
Publicado en http://www.forodeseguridad.com/artic/reflex/8165.htm